Procedimientos quirúrgicos en la chinchilla
Los procedimientos quirúrgicos en las chinchillas son muy similares a los que se pueden realizar en el resto de roedores y el conejo. Sin embargo en ocasiones se presentan ciertas pequeñas diferencias que pueden aconsejar hacer alguna descripción más detallada de alguno de estos procedimientos. Afortunadamente los veterinarios contamos con abundante bibliografÃa para hallar descripciones quirúrgicas en pequeñas especies.
El arsenal anestésico y analgésico con el que contamos es suficientemente extenso y permite realizar cualquier técnica quirúrgica en las chinchillas. Como norma general es conveniente disponer de una fuente de calor en cualquier intervención quirúrgica dado que, aunque en las chinchillas es menor por su especial pelaje, la pérdida de calor de los animales pequeños es muy rápida. Por este motivo se recomienda monitorizar permanentemente su temperatura interna. A nosotros nos han resultado muy útiles los lechos calefactores.
Para las ligaduras y las suturas se recomiendan materiales que sufran degradación por hidrólisis, ya que los que sufren degradación por proteolisis pueden producir una respuesta supurativa caseosa. Se prefieren las suturas absorbibles sintéticas multifilamento porque son mejor toleradas y son más rápidamente degradadas. Dos ejemplos de los materiales recomendados son el ácido poliglicólico y la poliglactina 910. Debido a la delicadeza de las estructuras anatómicas de las chinchillas se recomienda utilizar suturas de escaso grosor y agujas de pequeño calibre. Generalmente se utilizan suturas de 4-0 a 7-0.
Las técnicas quirúrgicas descritas en este apartado son las siguientes:
- OrquidectomÃa
OrquidectomÃa
La orquidectomÃa o castración de las chinchillas está indicada fundamentalmente en el control de la reproducción, siendo su uso preferible a la ovariohisterectomÃa por sus menores complicaciones y su menor grado de mortalidad. Otras indicaciones de la castración son la disminución de la agresividad y el tratamiento de determinadas patologÃas, como pueden ser los tumores testiculares.
Los testÃculos de la chinchilla son móviles y no se alojan en un verdadero escroto. Se hallan lateralmente al pene y se sitúan en la región inguinal. A pesar de tener un canal inguinal relativamente ancho no existen apenas casos de herniaciones intestinales debido a la presencia de tres estructuras que impiden la entrada de vÃsceras abdominales hacia la región escrotal: una gran cantidad de grasa epididimaria dentro de la túnica vaginal, dos grandes cojinetes grasos en la cavidad abdominal (a través de los cuales pasan los cordones espermáticos hacia el canal inguinal) y dos grandes vesÃculas seminales que ocluyen parcialmente el anillo inguinal interno.
Se han descrito cuatro técnicas de castración en las chinchillas. A pesar de que la aparición de hernias se cita a veces como una complicación frecuente, lo cierto es que es una complicación que se produce en raras ocasiones con cualquiera de las técnicas que se utilice. A continuación describiremos las posibles técnicas de castración. En todos los casos la chinchilla se coloca en decúbito supino y se prepara quirúrgicamente la región alrededor del escroto, pene y parte medial de las extremidades inferiores. Si los testÃculos se han desplazado hacia la cavidad abdominal, una ligera presión hará que retornen al escroto.
Técnica cerrada
Esta técnica quirúrgica es la más fácil de realizar, la que menor tiempo quirúrgico precisa e imposibilita absolutamente la aparición de hernias.
Se realizan dos cortes en la piel escrotal paralelos al pene de entre 10 y 15 milÃmetros de longitud, teniendo cuidado de no afectar a la túnica vaginal. Se debe desprender el testÃculo del escroto conservando Ãntegra la túnica vaginal, que está firmemente adherida al tejido subcutáneo. Para ello hay que hacer una disección cuidadosa y delicada. La túnica se une fuertemente al final del escroto por el ligamento de la cola del epidÃdimo, que hay que romper para poder exteriorizar el testÃculo.
Una vez que el testÃculo se ha extraÃdo del escroto se debe traccionar caudalmente de él desbridando las fascias que lo recubren hasta que quede perfectamente visible la parte más estrecha del cordón. No es necesario exponer demasiado cordón, ya que sólo es necesario retirar el testÃculo. De hecho, una exteriorización excesiva lo único que puede conseguir es dañar el uréter.
Se liga el cordón con dos o tres ligaduras. Debido al grosor del cordón, y a pesar de que se corre el riesgo de rasgar la túnica, se aconseja asegurar las ligaduras aplastando el tejido con una pinza hemostática (mosquito). Si la túnica se rasga o las ligaduras se sueltan se podrÃa producir la herniación de vÃsceras abdominales hacia el escroto. Este riesgo se reduce enormemente si hemos tenido la precaución de conservar la grasa epididimaria y hemos extirpado exclusivamente el testÃculo.
Técnica abierta con preservación de la grasa epididimaria
En esta técnica se incide la túnica vaginal para exteriorizar el testÃculo, el conducto deferente, el paquete vascular testicular y la grasa epididimaria. Para liberar el testÃculo completamente se debe romper el ligamento de la cola del epidÃdimo que lo une caudalmente a la túnica vaginal. Se ligan por separado el cordón espermático y los vasos testiculares mediante una doble ligadura. El cordón espermático se liga caudalmente a la grasa epididimaria, de tal modo que se conserva toda la grasa al seccionarlo y sólo se retira el testÃculo. La túnica vaginal se puede cerrar con una sutura continua o dejar abierta.
Técnica abierta con cierre del canal inguinal
Esta técnica es muy similar a la anterior, con la diferencia de que el cordón espermático se liga proximalmente a la grasa epididimaria, de tal modo que se retira toda la grasa al seccionarlo. Se cierra el anillo inguinal externo con una sutura de puntos sueltos de modo que no se dañen u ocluyan las estructuras que pasan por el canal inguinal, la arteria y la vena pudendas externas. A veces es necesario agrandar cranealmente la incisión cutánea para llegar hasta el anillo inguinal.
Técnica abierta clásica
Esta técnica es muy similar a las dos anteriores. El cordón espermático se liga eliminando gran parte de la grasa epididimaria al seccionarlo. El pedÃculo vascular y el conducto deferente se introducen hacia la cavidad abdominal a través del canal inguinal y se cierra la túnica vaginal con una sutura continua lo más proximalmente posible.
Sutura de la piel
Sea cual sea la técnica quirúrgica empleada para la castración, siempre es necesario suturar la piel. Aunque se ha descrito la utilización de grapas cutáneas, la técnica de elección es la sutura intradérmica con nudos ocultos.
Desgraciadamente las chinchillas tienen tendencia a desarrollar abscesos escrotales después de la castración, lo que aumenta el riesgo de aparición de hernias. Se desconoce la causa por la que esta complicación es más frecuente en los roedores histricomorfos, pero se puede minimizar su aparición extremando la asepsia y teniendo un trato cuidadoso de los tejidos durante el procedimiento quirúrgico. Debido a la posición de las incisiones quirúrgicas no debe desdeñarse la posibilidad de que estén implicadas infecciones bacterianas. Para evitarlas y combatirlas puede ser útil la aplicación sobre la incisión de una pelÃcula de adhesivo quirúrgico de cianoacrilato y la instauración de una terapia antibiótica.
Afortunadamente las chinchillas toleran bastante bien las incisiones quirúrgicas y son poco frecuentes los casos de automutilación. En el caso de que aparezcan puede ser útil el uso de midazolam durante uno o dos dÃa a la dosis de 1-2 mg/kg cada 4 a 6 horas por vÃa intramuscular o subcutánea. En todo caso, no debe dejar de utilizarse la correspondiente terapia analgésica pre y postoperatoria. Nos ha dado muy buen resultado el uso del meloxicam.
Se pueden aplicar tópicamente antisépticos y productos con efecto cicatrizante. Nosotros generalmente utilizamos uno a base de tintura de aloe llamado Cicadermin®, debido a que es lÃquido y al no tener una base oleosa no deja residuos que puedan acumular suciedad.
BibliografÃa impresa
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